lunes, 6 de agosto de 2012

El sistema penitenciario japonés

Este trabajo fue realizado para la asignatura de Política del Asia Oriental (2º curso)


El sistema penitenciario japonés




Actualmente en España el número de presos, que están repartidos por 82 centros penitenciarios, asciende a 70.491 (10.524 de ellos en Cataluña). En nuestro país, que tiene cerca de 46.32 millones de habitantes, el porcentaje de presos se estima en 152 por cada 100mil personas. Si trasladamos estas cifras a Japón, observamos que con una población de 127.9 millones de habitantes, el número de presos total únicamente es de 74.476, repartidos en 188 centros penitenciarios (unos 58 presos por cada 100mil personas).


A primera vista puede parecer que Japón es un país con poca criminalidad o, por lo menos, con poco índice de encarcelamientos en comparación a España. Sin embargo, si ahondamos en el sistema penitenciario japonés nos daremos cuenta del significado de las cifras anteriormente mencionadas y de cómo dista el modelo carcelario de Japón al español.



El sistema judicial y penal de Japón está bajo la jurisdicción del Ministerio de Justicia (司法省), actualmente presidido por Hideo Hiraoka (miembro de la Casa de Representantes), y bajo su autoridad encontramos al Director General de la Administración Penitenciaria, Yoshinobu Onuki.


Los objetivos de dicho Ministerio consisten en ofrecer una serie de instituciones (policía nacional y prefectural, oficinas judiciales públicas independientes, tribunales, cárceles, órganos correctivos...) con las que garantizar el orden público del país mediante políticas para concienciar a la ciudadanía, el arresto de criminales y su rehabilitación y en extender la autoridad judicial a través de la 'discreción' de sus funcionarios. Este último punto es el origen de varias controversias que se explicarán más adelante.


En el campo del Derecho nos remontamos hasta 1880 para ver la creación del primer Código Penal (刑法) formal del país, junto al también novedoso Código de Instrucción Criminal. Hasta entonces la ley penal se había llevado a cabo por los daimyo mediante leyes locales. En el Código Penal de 1880, basado en el Código Napoleónico de Francia, se incluían una serie de avances en materia legal nunca vistas hasta entonces en Japón: el reconocimiento expreso de la igualdad de los ciudadanos ante la Ley, centrar el poder judicial en manos de la administración estatal, la prohibición de la retroactividad de las leyes, la abolición de las sentencias para grupos y por último la condonación de las ofensas al Emperador, que ya no podrían ser usadas como único motivo para juzgar a una persona.


Revisado en 1907 y en 1947 (esta vez con influencias del modelo alemán), el Código Penal japonés actual incide en el procedimiento criminal que se debe seguir al arrestar a un sospechoso y en la organización de tribunales y cárceles. La corrección más importante del código de 1947 es la de eliminar la investigación preliminar de los juicios (que no es lo mismo que la investigación que se lleva a cabo antes de formalizar una denuncia ante un juzgado por parte de los policías investigadores). En su lugar, cede más competencias al cuerpo policial en forma de 'discreción', es decir, los policías tienen la potestad de resolver un crimen menor sin la necesidad de acudir a un juzgado. Primeramente pueden arrestar a un sospechoso durante 72 horas sin dejar que se comunique con el exterior para interrogarle y, en su caso, extraer una confesión. El detenido tiene el derecho de permanecer en silencio y a reclamar un abogado (aunque como técnicamente no está acusado judicialmente, el Estado no le pagaría los gastos). En caso de seguir con sospechas, los policías pueden acudir a un juez de oficio y pedir una prórroga del encarcelamiento preventivo hasta 10 días, que podrían ser prorrogados otros 10 antes de tomar la decisión de liberarlo o de llevarlo a juicio.


Las celdas en las que pueden ser encerrados hasta 23 días sin tener el rango de acusados se llaman Daiyou Kangoku (代用監獄), literalmente 'Cárceles Sustitutas' y fueron creadas en 1908 para remediar la falta de cárceles de aquel entonces, problema que ya está solucionado: hoy en día la capacidad total de los centros penitenciarios japoneses es de 87.754 presos, y están ocupadas al 87.6% (como nota comparativa, en España la capacidad total es de 55.421 presos y están sobrepobladas al 138%, en Cataluña al 94%). La diferencia principal entre las Daiyou y los centros de detención formales es que las celdas de las comisarías están bajo la supervisión de la policía que lleva a cabo la investigación para inculpar al sospechoso, mientras que en las prisiones los que están al mando son cuerpos de seguridad carcelaria profesionales, que están al margen de las investigaciones o acusaciones de los presos. Debido a esta práctica habitual de resolución de conflictos sin entrar a juicio ni encarcelar a los acusados en prisiones estatales, el número de presos en japón no refleja todo el número de detenciones que se hacen realmente en el país (ya que las daiyou no entran en el recuento oficial).


El Comité de Derechos Humanos de la International Bar Association, una organización internacional que intenta velar por el cumplimiento de la Ley y la consecuente protección de los DDHH, se interesó por las Daiyou Kangoku en 1994 y empezó una investigación sobre la metodología empleada en ellas. En ella se citan transgresiones de la propia Constitución Japonesa (como el artículo 121) y una serie de características que enturbian la transparencia del proceso: el secretismo de las interrogaciones (en las que podrían cometerse impunemente casos de abuso o tortura), no hacer falta pruebas reales en el momento de hacer la detención, centrarse demasiado en la propia confesión del reo (vulnerando el derecho a no tener que acusarse a uno mismo2), que los jueces accedan tanta facilidad a prorrogar el tiempo de encarcelamiento para evitar llevar más casos a juicios de los necesarios, y a la falta de una autoridad central administrativa imparcial que las controle de cerca. Sin embargo, actualmente las daiyou cuentan con el apoyo de la mayoría política, y no parece que vayan a desaparecer (teniendo en cuenta que se crearon como una medida temporal). Lo único que se plantean hacer respecto al tema es instalar cámaras de grabación en las salas de interrogación para evitar el abuso policial.


Por otra parte, en lo que respecta a la organización judicial de Japón, existen 5 tribunales diferentes en los que juzgar a los acusados: los tribunales de distrito, los tribunales sumarios, los tribunales de familia (o de menores), el tribunal superior (al que pueden apelar los anteriores) y, por encima de todos ellos, el Tribunal Supremo, al que sólo puede apelar el tribunal superior o en cuestiones de inconstitucionalidad.


Una vez pasan por estos tribunales, los sentenciados a prisión son clasificados según su sexo, su nacionalidad, el tipo de pena que han de cumplir y el grado de criminalidad, la duración de su condena y según su estado físico y mental. Actualmente en Japón existen 62 prisiones principales para adultos y 8 secundarias, 7 prisiones para jóvenes y menores, 7 cárceles que aplican la pena de muerte (llamadas kouchisho 拘置所) y 104 secundarias para delitos menores o para sentenciados de corta duración. En este recuento oficial no se tienen en cuenta las escuelas de entrenamiento para jóvenes, a las que envían a muchos de los menores para reeducarlos en lugar de la cárcel.


En cuanto al funcionamiento interno de la cárcel, un documental francés llamado Le Japon à double tour (Japón entre rejas en la versión española) hace un retrato bastante objetivo del interior de la cárcel de Fuchu, en Tokyo. Este documental es por ahora el único que ha conseguido los derechos de grabación del interior de una cárcel japonesa, y si bien no está censurado por el Ministerio de Justicia (tan sólo contiene una réplica al final del mismo por parte de Kanichiro Ishiwatari, director adjunto de asuntos generales durante la grabación en el 2000), sus creadores no pudieron acceder a una de las partes más protegidas de Fuchu: las celdas de 'protección'. Estas celdas, en las que se practica el Chobatsu o castigo para los reos violentos, ruidosos o para los que intentan quitarse la vida, han sido duramente criticadas por Amnistía Internacional, que denuncia la gran cantidad de malos tratos que parecen haber sufrido los convictos.



La información que muestra el documental puede confirmarse con la información que proporciona la embajada de los Estados Unidos en Japón a sus ciudadanos en caso de ser arrestados en el país nipon. En la prisión de Fuchu, destinada principalmente a hombres reincidentes y a extranjeros, y en general en todas las prisiones del país, impera el régimen militar. La disciplina y el orden son las piedras angulares del programa de rehabilitación que el gobierno cree conveniente para sus presos. Deben caminar en marcha militar, cumplir con todas las normas del centro, trabajar sin desconcentrarse... en definitiva, una serie de pautas que pretenden automatizar los movimientos de los reos. La disciplina también la han de cumplir los trabajadores de la prisión hacia los prisioneros, sin humillarles ni tratarles mal, y no van armados con pistolas.


El horario que siguen sus internos es el siguiente:

06:50 Levantarse y hacer la cama
07:10 Desayunar

07:35 Ir a los centros de trabajo y pasar lista.
08:00 Trabajar
09:45 Descanso

10:00 Trabajar
12:00 Comida
12:40 Trabajar
14:30 Descanso
14:45 Trabajar
16:40 Fin de la jornada laboral
16:45 Volver a las celdas
17:15 Cena
18:05 Actividades y Educación autónoma
19:00 Actividades opcionales (autónomas o trabajar)
21:00 Dormir



Los reos no cobran por trabajar, aunque reciben una compensación modélica dependiendo de su productividad laboral. A las 19:00 los que quieran pueden hacer trabajos extras con los que acumular dinero para cuando acaben de cumplir su condena. Además el comportamiento positivo y productivo es recompensado, y un preso puede ascender hasta cuatro grados de compensación (cada uno de ellos con menos rigidez de control por parte de las autoridades) por su buena actitud. El documental de Le Japon à double tour difiere ligeramente del horario proporcionado por la embajada americana, ya que los reos en Fuchu solo tienen 8 minutos de descanso en lugar de 15. Entre las actividades que ofrece el centro también están 3 horas de ejercicio físico a la semana, dos duchas de media hora y la visita externa de cantantes y artistas teatrales.


El homónimo femenino de Fuchu sería la cárcel de Togichi (en la prefectura de mismo nombre, al norte de Tokyo), aunque en este caso la militarización es menos estricta. En ella también se encuentran la mayoría de extranjeras detenidas en Japón.

Bibliografía

-The Japan Times: 'Substitute prison' system likely to survive revision 


-Ministerio de Justicia (Correction Bureau)
-Embajada de los Estados Unidos en Japón (Prisiones)
(Arrestos en Japón)


-Constitución Japonesa de 1947
-Amnistía Internacional. Japan: Prisoners face cruel and humilliating punishment.
-APB News: Obedience to Authority
-International Bar Association: The Daiyo Kangoku (Substitute Prison) System of Police Custody in Japan.
-International Centre for Prison Studies.
-The Japanese Judicial System.
-Documental: Le Japon à double tour
-Wikipedia y Google como motores de búsqueda.

1Artículo 12: La libertad y los derechos garantizados al pueblo por la Constitución serán mantenidos con el constante empeño del mismo, quien a su vez evitará todo abuso de estas libertades y derechos y será responsable de su utilización en favor del bienestar público.
2Artículo 38: Ninguna persona estará obligada a declarar contra sí misma. La confesión obtenida mediante coacción, tortura o amenazas, o luego de una detención o arresto prolongado, no será considerada como evidencia. Ninguna persona será condenada o castigada en los casos en que la única prueba en su contra sea su propia confesión.

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